Sofía Jack

Abel H. Pozuelo
Publicada en El Cultural, el  24/01/2001

De Sofia Jack (1969) conocíamos sus cajas con mirilla por la que se veían maquetas de espacios calcados de lo corriente (un gimnasio, por ejemplo), pero parecía inevitable una prolongación de las líneas de fuerza. Esta exposición arranca con un iglú hecho con jabón Lagarto que nos introduce poéticamente y de la manera conocida (por la mirilla) en uno de sus temas: la limpieza del interior, culpa, pecado y expiación.

Enfrente puede verse el esquema de una especie de iglesia donde un triángulo de pastillas negras de jabón hace de tejado y donde varios gráficos hablan sobre las propiedades químicas del detergente, achicando el cerco. En otro espacio, un CD-ROM interactivo (el plato fuerte, con imagen de Jack y sonido de Da Costa) permite ver la evolución en la pantalla del ordenador de ocho fragmentos de una historia de animación que bebe a partes iguales de lo surrealista y del Pop psicodélico y näif, para volver con mayor amplitud sobre las razones del malestar del don nadie: el desequilibrio entre realidad y deseo.

Por último están los dibujos, que en la extensa y magnífica serie de grafito o tinta sirven de acotaciones o aproximaciones (de nuevo el fragmento) a la historia vista en pantalla. La idea sigue siendo, pues, la misma e igual de válida: poner a nuestro alcance aspectos cotidianos que escapan a la visión apresurada de cada día y de cada uno, elementos que, extraídos de su contexto y reducidos al tamaño manejable del fragmento, nos sirvan de espejo. Pero, más allá de su originalidad, Sofia Jack amplía con acierto las posibilidades multiplicando las formas y el método.